6/11/17

EL DOCTOR MIGUEL LÓPEZ GONZÁLEZ

Hoy quiero rendir homenaje a la memoria de un afamado traumatólogo: el Doctor Miguel López González.

Doctor Miguel López González

Hete aquí qué, allá por los años 60 del pasado siglo XX, mi madre penaba conmigo en brazos, buscando cura para una puñetera enfermedad ósea que me había tocado en suerte. Hasta que, siguiendo el consejo de una vecina, optó por llevarme a la antaño denominada "Clínica Infantil San Juan de Dios", al frente de la cual se hallaba, como director y "alma mater" de la misma, el Doctor López, a cuyas manos llegué y al que, hoy por hoy, debo el hecho de poder caminar.

Todo vino a raíz de un incidente gestado tras una cometa de papel y un gollete de botella, historia que ya les conté tiempo atrás en este mismo blog  ("El cometón y la pequeña esquirla" - 02/03/2015).

Clínica Infantil "San Juan de Dios" - Vistabella (Años 60)

Pues bien: después de estar durante cuatro años embutido en un yeso pelvipédico o espina de escayola que, se suponía, debía impedir moverme, pero que, cómo niño que era, rompía a cada rato por su parte más frágil, la cadera; ya que, a diario, cuando nadie me observaba lograba ponerme en pie y caminar (aunque no se lo crean) por el exiguo territorio de la planta alta de la casa. Así que terminaron ingresándome en la mencionada clínica, donde permanecí por espacio de un año hasta que recibí el alta, allá por 1964, lo que no me eximió de perderla de vista, pues tuve que seguir yendo a las sucesivas revisiones periódicas hasta cumplir los 14 años.

Camino Largo - La Laguna (Tenerife)

Estuve más de dos décadas sin tener ni siquiera referencias del Doctor López. Y lo que son las cosas: cierto día,  paseando con Laura, mi hija, por el Camino Largo lagunero, me lo tropecé de frente: ya muy mayor, algo encorvado y necesitado de bastón para andar. No pude por menos que detenerme a saludarlo, identificándome como antiguo paciente suyo de "San Juan de Dios".

Con aquella voz, aún poderosa y de timbre metálico, que tanto me impresionaba siendo niño, me preguntó cuál había sido mi padecimiento. Y al explicárselo, tronó:

 

- ¡Sí, hombre!... ¡Tú eres el nieto de Báez!

Mi asombro fue mayúsculo. No ya porque recordara un caso determinado de su larga trayectoria médica, sino por identificarme personalmente. Una memoria privilegiada.

No volví a verlo jamás. Algún tiempo más tarde me enteré por la prensa de su fallecimiento y, aunque peco de ser un descreído religioso, bendije su memoria con toda mi alma.


Miguel Ángel G. Yanes
 

1 comentario:

  1. Estimado Miguel Ángel:
    Hace tiempo quería ponerme en contacto contigo, pero por dejadez y olvido nunca lo hago,
    Mi nombre es Eugenio López y soy hijo del Dr. Miguel López González.
    Mi padre, aparte de gran médico, era un hombre bueno y tremendamente entregado a un principio esencial que es ayudar al prójimo.
    Tu articulo sobre mi padre me ha gustado mucho, es simple, sencillo y tremendamente emotivo.
    En nombre de mis hermanos y en el mío propio te damos las gracias por honrar la memoria de nuestro padre.
    Un fuerte abrazo.
    Eugenio López Glez.-Coviella
    elgocoviella58@gmail.com

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